España es un inmenso país en donde en cada rincón se pueden encontrar vinos singulares, especiales o sencillamente espectaculares. Junto con el ADN de los españoles se encuentra una cultura y tradición en donde el apasionante mundo del vino juega un papel esencial. La isla de El Hierro en el archipiélago canario es un claro ejemplo de singularidad vinícola, que por desgracia, apenas llega un poco a la península, entre otras cuestiones porque el consumo interno y el de sus hermanas isleñas acaparan casi todo el mercado. De cualquier manera, es bueno recordar sus singularidades, su riqueza vitivinícola y por supuesto, catar de vez en cuando, alguna de sus referencias.

A pesar de los escasos datos que se conservan , después del incendio del Ayuntamiento de Valverde ocurrido en 1878, está admitido que el cultivo de la viña en la isla de El Hierro se inició, por el año 1526, en la que un tal John Hill plantó las primeras cepas. Según los datos del ecónomo del arzobispado de Las Palmas de Gran Canaria en 1833 se contabiliza una producción de 2.872 pipas de vino (1.292.400 litros) de la que aproximadamente la mitad se destinaba para la elaboración de aguardiente, cuyo destino principal era para la exportación hacia La Habana (Cuba), donde era muy demandado. En la actualidad, la cosecha se destina en su totalidad a la producción de vinos y una pequeña parte de esa producción va destinada al consumo interno de la familia.

Según el censo de 1982, entre las cotas de 200/700 metros de altitud, se encuentran en producción 508 hectáreas de viñedo de secano y el consejo regulador de El Hierro certifica que dentro de la denominación de origen se encuentran registradas 235 hectáreas, cuya producción íntegramente son embotelladas.

El Hierro es una isla volcánica, y como tal, la peculiaridad de su suelo es fundamental para encontrar esa singularidad en el vino, que los hace únicos en el mundo. Los suelos suelen ser arenosos con algunas zonas de manto arcilloso y en general son escarpados, pedregoso y con impoirtantes pendientes, que obliga a la construcción de bancales con paredes de piedra, resultando un cultivo artesanal, dificil y laborioso. En muchos casos estamos hablando de una “viticultura heroica o de riesgo”, como las que se dan en otras zonas de España como la Axarquía malagueña y la Ribera Sacra orensana.

Se distinguen tres zonas bien diferenciadas de cultivo: El Golfo, El Norte y El Pinar.

El Golfo, con orientación noroeste y suelos arenosos poco compactos y bien drenado, depende mucho de la lluvia. Desde el pie de los impresionantes acantilados y fugas, que encierra el Golfo hasta el mar de nubes, se cultiva la vid.

El Pinar, hasta hace unos 150 años apenas había viñedo y lo que hubiese era para consumo personal.

El Norte, probablemente la zona de viñedos más antigua de la isla, se encuentra en el cuadrante noreste y tiene el clima más moderado de la isla.

Resulta prácticamente imposible saber a ciencia cierta cómo era el vino herreño en la época más floreciente de su fama. Se intuye, que eran de alta graduación, dulce y excesiva acidez, parecido al elaborado en los años setenta y ochenta del siglo pasado. De cualquier manera bien diferentes a los actuales.

Los tintos de ahora son mayormente vinos jóvenes, embotellados a los pocos meses de la vendimia. De capa media, con un buen color, aromas afrutados, y en boca suaves y minerales. Algunas bodegas hacen ligeros coupages, pero en su mayoría son monovarietales de Listán Negro. En algunos casos, se redondean en barricas de roble, sin llegar a ser crianzas.

Los vinos blancos están elaborados principalmente con Listán Blanco y la autóctona Verijadiego Blanco, con cierto coupages de otras variedades minoritarias. Las bodegas de El Hierro elaboran una gama amplia de vinos blancos, siendo vinos muy secos y minerales hasta semidulces. Otra cosa son aquellos vinos dorados, golosos, de alta graduación y dulces, en donde los aficionados lo armonizan con quesos fuertes y foie.

Los rosados son vinos delicados y frescos, con aromas frutales y florales. Se elaboran a partir de uva tinta, sobre todo Listán Negro, que fermenta en pocas horas con su hollejo.

Las variedades pues de la isla de El Hierro son:

  • Listán Negro: variedad autóctona canaria, conocida en la isla como Negramuelle y no es la misma que la denominada también Listán Negro de la península.
  • Verijadiago Negra: derivada del Sumoll catalán
  • Baboso Negro: de dudosa filiación, pero se supone que proviene del noroeste peninsular.
  • Listán Blanco: el Palomino de Andalucía
  • Verijadiego Blanco: de procedencia incierta.

R.G.Q.

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