CATAMOS LA VAL 2014/2015 Y 2016

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Una de las cuestiones más gratificantes a la hora de realizar una cata vertical es la posibilidad de escudriñar dentro del alma de una bodega. Su terroir, clima y trabajo enológico se muestran al descubierto con absoluta honestidad. Aqui no cabe esconderse tras una buena añada, ni que los astros hayan bendecido ese año. Aqui nos encontramos con el trabajo en equipo de un grupo de personas empeñados en dar lo mejor de ellos mismo y el resultado se encuentra en los vinos que año tras año sacan al mercado.

Empecemos situando la bodega La Val. Un paraje precioso rodeado de un bosque típico gallego en la finca Arentei en pleno corazón de la subzona de la D.O. Rías Baixas del Condado do Tea. Un lugar en donde ese bosque, el río Miño tan cerca y la salinidad del océano Atlántico depara en estos vinos unas peculiaridades y personalidad óptimas. El paso del tiempo no los envejece, sino todo lo contrario les ayuda a sacar a relucir unos matices, que los engrandece. Así, del color amarillo verdoso con reflejos brillantes, que observamos en las añadas más recientes catadas del Laval Vendimia 2016 y 2015, perdura con rotundidad en la 2014, que apenas cae de color. En nariz la evolución es ligeramente más acusada en cada añada. De los matices florales y frutales con

puntas minerales del La Val Vendimia 2016, poco a poco se van decreciendo en La Val Vendimia 2015 apareciendo notas más complejas y llegamos a La Val Vendimia 2014 con un toque cítrico y bosque más acentuado.

Sorprende la frescura de las tres añadas. El tiempo les imprime carácter, pero se dejan seducir de una manera llamativa y todas estas añadas piden armonizar con pescados, arroces, quesos frescos y marisco.

La Val Vendimia 2016 menos glicérico, pero con unas puntas cítricas elegantes acompaña mejor con unos quesos jóvenes cremosos. La pasta y los arroces le sientan bien, mientras que La Val Vendimia 2015, donde la evolución aterciopelada y los recuerdos a pomelo se acentúan ayuda a armonizar con una buena fuente de marisco de las Rías y por qué no en tiempo de lamprea es una excelente alternativa de acompañamiento. Finalmente La Val Vendimia 2014, tan complejo y opulento, como fresco y cítrico. Tal vez el más redondo y pulido de los tres. No solo demuestra el poder del paso del tiempo de la variedad de uva Albariño y lo bien que le sienta, sino también, la excelencia de estos vinos cada vez más demandados en el mercado exterior, como los Estados Unidos, Suiza e Inglaterra.

Gracias al trabajo de Antonio Ruiloba y Fernando Bandeira esta bodega fundada en el año 1985, aunque luego en el año 2003 se trasladó a la finca de Arentei (Lg Muguiña) en Salvaterra do Miño es una de las más reconocidas dentro de la D.O. Rías Baixas. Cerca de 53 hectáreas de viñedos propios y un cuidadoso trabajo hacen que los vinos de La Val tengan una personalidad única, y que el paso del tiempo les hace aún mejor.

R.G.Q.

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