Los orígenes de Bodegas Barbadillo están unidos a Sanlúcar de Barrameda, villa protagonista de la exploración y colonización de América entre los siglos XV y XVII, y punto clave, en el XIX, de las emergentes empresas bodegueras que por aquel entonces ya saboreaban el éxito comercial de la crianza de los vinos.
Efectivamente, el inicio de la historia de una leyenda, como es Bodegas Barbadillo comienza en el siglo XIX, cuando Benigno Barbadillo y Hortigüela, junto a su primo Manuel López Barbadillo, ambos naturales de Covarrubia (Burgos), se instalaron en Sanlúcar de Barrameda procedentes de Méjico, país, en donde Benigno logró su patrimonio, gracias a los negocios de su tío y a los que obtuvo relacionados con inmuebles, las boticas y la importación de vinos españoles.
Decretada la independencia de Méjico en 1821 del reino de España, Benigno acompañado de su primo Manuel regresa a Sanlúcar de Barrameda y adquiere su primera bodega: El Toro en 1824, punto de origen de lo que hoy es Bodegas Barbadillo
Benigno imprimió su propio estilo y personalidad en sus vinos. Bajo su gestión, la bodega comenzó a distribuir rápidamente vinos a diferentes puntos de la geografía española y exportó las primeras botas de Jerez a Reino Unido y América aprovechando las rutas fluviales y marítimas que partían de Sanlúcar de Barrameda. Incluso en 1827 apareció por primera vez la denominación Manzanilla en un envío a Filadelfia y Barbadillo pronto se lanzó a comerciar su primera marca propia: “La Pastora”.
Nuestro personaje falleció en 1837 dejando un legado y proyección de la firma, que su familia continuó y, en 1954 constituyó formalmente la empresa que hoy se conoce como Bodegas Barbadillo; siendo actualmente la sexta y séptima generación quienes continúan con este legado productora de vinos en cuatro denominaciones de origen: Jerez-Xerez-Sherry, Brandy de Jerez, Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda y Vinos de la Tierra de Cádiz.
Fuera del marco de Jerez produce vinos en la D.O. Ribera del Duero y D.O. Somontano.